Un maquillaje de estas características pasa por muchas etapas.

Primero se necesita elaborar un diseño de lo que quiere hacerse, y las posibilidades y problemas que esta idea comporta para el maquillador-escultor.

Con una persona real como modelo, se toma una impresión de sus facciones. Con este molde trabajarán más tarde para esculpir con plastelina hasta acercarse lo más posible al diseño que habían dibujado. Sobre la plastelina endurecida se aplican capas de látex hasta crear grosor suficiente como para lograr unas prótesis con cierta consistencia.

Tras ello, se pintarán las prótesis hasta lograr la textura y la apariencia deseada.

Es el momento de pegar las prótesis sobre la cara del modelo, ya que se han esculpido para que encajen perfectamente sobre su rostro como una segunda piel. Se rellenan huecos con látex y se maquillan. Se dan los últimos retoques a las zonas que unen la prótesis con la piel del modelo.

Peluquería, lentillas, colmillos, atuendo y una actitud apropiada, crean el efecto final.