43 fueron los magníficos maquillajes corporales que desfilaron por la pasarela bajo los potentes focos. El público seguía las evoluciones de los modelos casi sin pararse a pensar que se encontraban casi completamente desnudos. Los vestía una capa de horas y horas de trabajo e imaginación, y más horas de elaboración previa sobre papel y fotos preparatorias.

Desde que un grupo de maquilladores decide ponerse manos a la obra hasta la última pincelada, hay muchas cosas por hacer. Elegir un tema para el diseño, y luego hacer bocetos y bocetos hasta encontrar algo que sea factible de realizar y a la vez logre esa chispa de maravilla en el público. Hay que elegir colores básicos y gamas complementarias. Decidir los detalles que marcarán la diferencia. Elegir el tocado que portará el modelo, elaborar una maqueta… Persuadir a alguien que estará dispuesto a presentarse ante el público y aguantará horas y horas de maquillaje, sin poderse rascar, y ya al final, casi ni sentarse.

Los maquilladores y los modelos comenzaron su trabajo bajo la supervisión de los profesores de Cazcarra. Definieron las áreas y dibujaron las formas. Rellenaron los espacios que tenían el mismo color, aportaron sobras… Mientras tanto el modelo alzaba los brazos, las piernas, se volvía, aguantaba paletas de colores….

Tras la pausa del mediodía para comer, vuelta al trabajo. A las 17h un ensayo general, ajustando la coreografía.

Casi a las 19:30 de la tarde comenzó la sesión fotográfica de estudio a cargo de Vic&Ton, que fue retratando a los modelos que ya habían acabado. Ante su lente pasaron 43 modelos, dando lo mejor de sí, algunos mostrando un desparpajo sorprendente, otros una timidez comprensible ante tantos ojos escrutadores.

22:30 se abrían las puertas al público, que había abarrotado la entrada de la discoteca. Tras el discurso de presentación de la fiesta y el jurado, comenzaba el desfile.

Sólo quedará como muestra de tanto talento las fotografías y el recuerdo de los que asistieron.