La tela jeans nació en la incombustible ciudad portuaria de Génova, situada en el Norte de Italia. En Francia era conocida como Gênes, y se dice que podría ser que los famosos jeans le debieran su nombre a dicha ciudad. El paño genovés era resistente, parecido a la pana; su precio asequible, hizo que fuera idónea para producir prendas de trabajo. Muy cerquita de allí, los fabricantes de tejido franceses de la zona sureña de Nimes inventaron un material parecido que llamaron Tejido de Nimes, como su nombre indica “Denim”. El Denim era de mayor calidad que el jeans, más grueso y de algodón de calidad, en el caso de éste último, se destinó a la creación para prendas de vestir de mayor calidad y sofisticación.

El salto hacia los Estados Unidos de América a finales de 1.800, lo dio de la mano de la compañía Levi Strauss que desde San Francisco popularizó sus pantalones de tejido jeans sintéticos con los bolsillos reforzados con remaches para evitar que estos se descosieran. Los calzones color índigo se hicieron populares entre mecánicos, maquinistas, conductores, pintores, obreros, granjeros, la clase trabajadora en general.

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Los años 50 los catapultaron, pasaron de una existencia destinada a ropa de trabajo resistente y duradera usada por hombres de campo y trabajo duro a convertirse en el hit entre los adolescentes del momento, la juventud de los 50 empezó a usar jeans look oversize como protesta y rebeldía contra el conformismo al puro estilo Dean. La cultura hippie los paseó con orgullo por todo el mundo acampanando las perneras hasta límites imposibles e insospechados en los años 60, parches con estampados psicodélicos y tejidos naif los decoraban dándoles ese toque personal e intransferible. También en esa década hizo su aparición la estelar Trucker Jacket, una chaqueta tejana que añadía las solapas en punta de los bolsillos. Nacía la versión femenina que se adaptaba a las curvas desterrando las líneas rectas a la chaqueta masculina.

 

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En los 70, los heavy metal convirtieron sus chupas de cuero o denim en su santo y seña, los logotipos de sus grupos preferidos cosidos a sus espaldas advertían a los demás de su presencia, y por si quedaba alguna duda, los jeans adoptaron la forma elástica o de pitillo ajustándose a las piernas como si fueran mallas tiñéndolas de azul oscuro o negro. Los punk rock de los 80 se identificaron por llevar complementos con pichos, balas, cadenas y remaches, le dieron una vuelta al denim y a las cadenas de perro, aparecieron los jeans deslavados con ácido o desgastados con piedra pómez, el lavado efecto piedra que más de uno había intentado en casa.

Llegaron los años 90, conocidos por algunos por los anti-moda, y por otros como la época dorada de los vaqueros. Los hombres llevaban los tejanos tipo bombacho, muy anchos al estilo rapero o hip hop. Las mujeres los llevaban de cintura alta, más femeninos, con cremallera infinita y decorados con rotos, desteñidos o desgarrando los bajos con un tenedor; de color clásico o de colores infinitos, el blanco y el negro reclamaron su sitio. Se llevaban a todas horas y para todo, combinados con todo tipo de prendas desde las sudaderas de chándal a las blusas de seda.

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El cambio de siglo trajo con él la tendencia jeans más glam decorando pantalones y chaquetas con un mar de lentejuelas, purpurinas, piedrecitas coloreadas y brillantes, llegó el strass, fue el salto radical del sport a estilismos más sofisticados. En la primera década el objetivo de los adolescentes era llevar los pantalones lo más bajos posible, lo importante era que se viera el logotipo de los calzoncillos, caminar sin perder los pantalones se convirtió en una misión prácticamente imposible y en ocasiones de lo más cómica.

Durante los últimos años hemos llevado los jeans pegados a la piel, bajos de cintura tipo skinny, raídos, desteñidos, con rotos y rasgaduras en las rodillas donde antes reinaron las rodilleras, con cortes más que atrevidos por debajo justo del culo. Cortos imposibles en verano y en invierno sobre medias o leggings acompañados la mayoría de veces por botas borregueras. Hace un par de años han vuelto con fuerza los “mom Jeans”, las pre-adolescentes compran este patrón como si hubiesen descubierto la pólvora para espanto de sus progenitoras que los llevaban o sufrían en los años 90.

Las prendas de éste entramado de algodón llevan acompañándonos desde su nacimiento en el Siglo XVII en Europa hasta nuestros días ocupando su lugar en la historia; demostrando su capacidad de adaptación a las diferentes modas. Adecuándose a cada década, las prendas elaboradas con este tejido camaleónico por excelencia han convencido a todo tipo de tribus urbanas, rurales y clases sociales. ¿Quién no ha tenido una cazadora tejana preferida, unos blue jeans fetiche?…Llegar al viernes noche y que tus tejanos no estuvieran listos para una gran noche podía llegar a ser un drama sin precedentes en tu casa.

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Es cierto que no todas las tendencias de éste clásico de la moda favorecen a todos, y de ello han tomado nota los fabricantes. Encontrar el vaquero 10 produce la mayor de las alegrías como el peor de los desazones y angustias cuando la búsqueda resulta infructuosa. Y qué decir sobre los kilos de más; nuestros tejanos pueden convertirse en nuestro peor enemigo cuando nos hemos pasado con la comida. Que levante la mano quién no ha hecho movimientos de contorsionistas para conseguir enfundárselos, también las grandes marcas curvy ofrecen sus patrones para que nadie se quede fuera.

 

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El jeans, denim, tejano, vaquero o como quieras llamarlo, nació para quedarse. Pitillo o de cigarrillo elástico, skinny afilado, ajustado, ultra ceñido, recto, corte de bota, acampanado, inferior estrecho, bombacho, boyfriend, de cintura baja, media o alta, brillante, envejecidos o desgastados, push up hay un tipo de tejano para cada cuerpo y los fabricantes lo saben al crear sus jeans tendencia.

Los vaqueros vuelan libres, las grandes superficies nos proponen las tendencias en denim de temporada, pero cada vez más, disponemos de una zona denim con los distintos cortes y patrones que mejor se adaptan a cada persona. Se ha hecho un hueco por derecho propio en nuestro armario, el denim es un imprescindible de la moda, no hay ropero en el mundo donde no haga acto de presencia, nadie puede resistirse a su versatilidad. Se ha convertido en una prenda imprescindible, un fondo de armario que convence en forma de pantalones, chaquetas, camisas, monos, vestidos, shorts, vestidos, botas, faldas y minifaldas. Este verano se han atrevido con vestidos con volantes, camiseros de manga larga e incluso han propuesto bañadores y bikinis con este estampado color índigo.

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La Jeanswear de este invierno nos sorprenderá con el retorno remasterizado a las tendencias folk, vestidos largos de este material con sus inconfundibles bordados, parches y deshilachados. Los pantalones de cintura alta y pernera ancha favorecen los outfits románticos y lady, lavados y trabajos manuales en azules, rosados y amarillos claros. En contrapunto la estética Punk, el “DIY” (Do It Yourself), “Hazlo tú mismo”, skaters y graffiteros le dan el toque vanguardista para una interpretación más gamberra y urbana entre grises callejeros, azules oscuros y negros infinitos.

 

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